Nos lo cuenta así Natalia:

 

Apaciguar el hogar (AH) nació en pleno confinamiento. Las mujeres con las que trabajaba en terapia me pedían un espacio para cultivar la calma, la esperanza y el amor en tiempos revueltos y semana a semana se fueron sucediendo unas preciosas meditaciones, improvisadas, artesanales, diferentes para cada casa, donde cultivar, como decía, eso que cada una necesitaba en su hogar interior. Un ancla, un asidero, refugio en el temporal. Afuera todo muy revuelto y dentro una puerta hacia el amor y la amabilidad con cada cosa que sucedía.

 

Me gusta decir que AH cayó del cielo. Así lo siento, como algo que vino a nosotras en un tiempo turbulento para quedarse. En realidad AH es lo que hago desde siempre, de diferentes formas. Es el camino hacia la amabilidad. Y su nombre, ahora, cobra todo el sentido para mi.

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Veo importante que las madres (especialmente) nos lo pongamos fácil (también los padres) y que podamos contactar con aquellos recursos de nuestro interior que nos ayuden a criar a nuestros hijos e hijas más ligeras y disfrutando de la experiencia y el tesoro que supone acompañar a un ser humano. 

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Así que AH trata de observar todo lo que sucede en nosotros y hacer espacios en nuestro cuerpo para que todo quepa o al menos podamos acoger, poco a poco, lo que vamos sintiendo, sin salir corriendo de nuestros cuerpos, sintiéndolos por el contrario, hogares sagrados. Poco a poco. 

 

AH no es sólo para madres y padres, es para cualquier persona que quiera encender la luz de su hogar para ver "qué se cuece en él" y si el sabor le satisface y si el olor que respira es aquél con el que quiere perfumar su casa.

 

El Hogar como el lugar más íntimo y sagrado en nosotros. 

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